Existe un punto donde dos sectores tan dispares como la agricultura y la producción de energías renovables se dan la mano y caminan a la par. Es en la agrovoltaica donde se localiza una simbiosis perfecta entre la energía fotovoltaica y los terrenos de cultivo. Con la instalación de placas solares en estos espacios, se consigue volver mucho más sostenible el sector, contribuyendo, a su vez, en la lucha que la humanidad en su conjunto debe emprender contra el cambio climático.
Las instalaciones fotovoltaicas en terrenos ganaderos y agrícolas representan una enorme ayuda en relación a sus principales actividades. Es en aquellos trabajos que requieren de energía para ser desarrollados donde se vuelven fundamentales, como son, por ejemplo, el riego de la extensión dedicada al cultivo, el bombeo del agua de los pozos, la generación de luz para iluminar las infraestructuras…
Además, es un activo de enorme importancia en la lucha contra el cambio climático, como ya se ha comentado. El motivo no es otro que la notable reducción que consigue en el consumo de combustibles fósiles, que suele ser abrumador en las actividades de este sector. La emisión de gases contaminantes de efecto invernadero y que son causa directa del calentamiento global que produce el entorno agrícola y ganadero representan el 10% de la contaminación mundial.
Conjunción agricultura – energía fotovoltaica
La agrovoltaica es, por lo tanto, un sistema que permite generar energía a partir de la radiación solar con la instalación de placas solares, al mismo tiempo y sobre la misma superficie que se generan productos agrícolas.
La convivencia de paneles solares con cultivos o ganado es una técnica que se remonta a 1981, gracias a Adolf Goetzberger, fundador del instituto Fraunhoger para Sistemas de Energía Solar ISE y Armin Zastrow, aunque la idea no comenzó a desarrollarse en su plenitud hasta la segunda década del siglo XXI.
La combinación terreno cultivable – placa solar puede tener la deficiencia y afectar a la productividad de la plantación a consecuencia de la sombra generada por la instalación fotovoltaica. Sin embargo, existen cultivos que se adaptan perfectamente a esta situación, aunque, en cualquier caso, la generación de energía compensa con creces esta pérdida de capacidad productiva.
La fórmula que ofrece la energía agrovoltaica se presenta como una solución fundamental al problema energético a todos los niveles. Según un estudio realizado por la prestigiosa revista Nature, bastaría un 10 % de los terrenos agropecuarios adaptados a la producción de energía solar para surtir al planeta entero de energía.
Np obstante, su principal ventaja reside en el aprovechamiento de la energía para el autoconsumo fotovoltaico. Como norma general, todo requerimiento energético de las explotaciones ganaderas y agrícolas se cubren con la electricidad generada por estas instalaciones.
Por otro lado, cabe citar la relación existente entre este sistema y el Smart Farming, pues permite un aumento de la producción al usar las tecnologías avanzadas como el big data, la inteligencia artificial, el IoT (Internet of Tings), impulsando el desarrollo de un concepto innovador y revolucionario, el de los pueblos inteligentes.
Instalación de energía agrofotovoltaica
La implantación sobre el terreno de estas instalaciones se lleva a cabo mediante el uso de sistemas de soportes fijos con los que levantar las placas solares del terreno de cultivo unos cinco metros.
El motivo de colocarlas a esta altura no es otro que el de permitir que la maquinaria dedicada a las labores del campo pueda pasar y trabajar sin problemas. Así mismo, también es posible, y se realiza con bastante frecuencia, la colocación de las placas fotovoltaicas en las estructuras ya construidas, como los invernaderos o los comederos de ganado, inmuebles para los aperos, las pocilgas…
La agrovoltaica dinámica es otra de las soluciones que se proyectan sobre terrenos de cultivo. Son más eficientes en cuanto que tiene menos intervención sobre el suelo. Se trata de colocar los paneles solares en cables elevados, por lo tanto, es un sistema mucho más ligero que se puede desmontar más fácil y rápidamente, permitiendo el desplazamiento o el ajuste manual según la estación del año y las necesidades del agricultor para optimizar sus cosechas.
Cabe mencionar el sistema de seguimiento que poseen algunas de estas instalaciones que consiguen que las placas solares se reorienten para que la eficacia sea siempre la óptima y se evite proyectar la sombra siempre en el mismo lugar. De este modo, se consigue que el sol llegue a los cultivos y cumpla con las necesidades de la plantación.
Es este último sistema un modelo que abre la puerta al desarrollo de proyectos más innovadores, con la implantación de programas informáticos que tengan presentes las necesidades de las plantas, las fases de crecimiento, su desarrollo, su fructificación… además de tener en cuenta los parámetros de la meteorología.
El futuro es esperanzador en cuanto a innovación tecnológica y su implementación en el área agrovoltaica. En el medio plazo se espera que aparezcan los primeros paneles solares formados por polímeros semitransparentes que van disminuir la proyección de sombra, permitiendo que las longitudes de ondas solares necesarias para la fotosíntesis puedan pasar sin problemas, absorbiendo el resto para la producción de energía.
Las ventajas de energía agrovoltaica
Sin lugar a dudas, como en cualquier otro entorno donde se apueste por la energía solar fotovoltaica, el primer gran beneficio es el ahorro de dinero. Una ventaja que se ve exponenciada en los campos. En estos ámbitos productivos se garantiza una amortización y un retorno de la inversión especialmente rápido, puesto que se trata de grandes consumos que van a ser sustituidos por una energía gratuita. Como ya se comentaba al principio de este texto, el riego de la zona de cultivos, la iluminación y la ventilación de las naves dedicadas al ganado o al almacenamiento de productos… requieren de una gran cantidad de energía.
Llevar a cabo la integración de la energía solar mediante instalación de placas fotovoltaicas en zonas ganaderas y agrícolas ofrecerá, además, una serie de ventajas que van más allá de la reducción en el gasto de la factura eléctrica e incluso del suministro total de energía.
Entre otras cabe mencionar la ausencia total de todo tipo de ruidos, su bajo mantenimiento, la contribución al medio ambiente (alivia la presión sobre los ecosistemas y mejora la biodiversidad del entorno, además de reducir la contaminación por gases), su rápida amortización, una instalación rápida, sencilla y eficiente y la compatibilidad con otros sistemas de generación eléctrica posibles, como la eólica o la hidráulica.
Así mismo, cabe mencionar el aumento del valor del terreno y de las explotaciones en más de un 30%, mejorando también la eficiencia y el rendimiento del terreno. Es un sistema especialmente válido en las zonas del sur, en los entornos más cálidos, precisamente por la sombra que proyecta, que evitará una evaporación excesiva en los días más soleados.
Estas instalaciones son atractivas para los productores agrarios por producir electricidad en terrenos que ocupan frutas, hortalizas, verduras y cereales, los cuales se verán protegidos de fenómenos atmosféricos. Por otro lado, cuando el suelo no es cultivable, debajo de las placas se presenta un pasto ideal para el ganado y para que los animales puedan resguardarse del sol en verano o de las tormentas en invierno.
Por último, en las zonas de costa, llegan a tener un triple uso, pues la generación de electricidad podrá suministrar de energía una planta desalinizadora, que va a producir agua para los cultivos, para el ganado y para el consumo humano.
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